viernes, 14 de mayo de 2010

Salir a aprender

Los primeros profesores, eran los pegagogos griegos, cuyo nombre viene del griego παιδαγωγός (paidagogós), que era el nombre del esclavo encargado de conducir a los niños a la escuela. Con el tiempo, este término comenzó a aplicarse a sus propios preceptores, quienes acompañaban por la ciudad a sus alumnos mientras hablaban acerca de la historia y las costumbres de la sociedad.
Finalmente, la pedagogía pasó a ser una ciencia, cuyo objeto de estudio es la educación como fenómeno psicosocial, cultural y específicamente humano. Y los pedagogos somos ahora los profesores, quienes conducimos en su aprendizaje a nuestros alumnos, los que con sus propios pies deben transitar por la senda del aprendizaje, cada uno a su ritmo y deteniéndose en las esquinas que más le demoren y/o más le interesen.

Este jueves 13 los profesores del Maimonides, los de Media, volvimos a ser como los antiguos pedagogos, caminando de arriba a abajo por el pueblo de Las Canteras; acompañando a nuestros alumnos en un recorrido que, intuyo, resultará inolvidable. 

Divididos en pequeños grupos, nos internamos en la vida de un pueblo desconocido para la mayoría, interesante e intenso en el pulso de sus habitantes. Nos sorprendimos con su historia, sus habitantes y su arte. Caminar con mis alumnos descubriendo historias, vidas íntimas, sueños y recuerdos ha sido una experiencia intensa y alegre, que solo el tiempo mostrará la huella que nos ha dejado.
Seguramente el trabajo que recién empieza será una auténtica cantera para labrar historias de aprendizaje, tanto en los alumnos como en los pedagogos que participamos.

lunes, 12 de abril de 2010

Por qué leer a los griegos

        En mis queridos años de docencia, me he encontrado muchas veces con la misión de participar con mis alumnos en el decubrimiento de la cultura de la Antigua Grecia. Y cada vez sigue siendo una experiencia única.
        Mi tema actual es la Odisea, y no deja de sorprenderme lo actual que es la presencia homérica en nuestros días. Y no hablo de ese amarillo Simpson, sino de aquel incógnito personaje que llevó al papel dos obras inmortales como son "La Ilíada" y "La Odisea": HOMERO.
        Se dice que Homero no existió como un solo hombre, que fueron algunos poetas que fueron reuniendo en sus cantos las venturas y desventuras de sus máximos héroes históricos; otros entendidos postulan su verdadera existencia como escritor de estas epopeyas. Creo que, independientemente de su verdadera existencia, el verdadero valor radica en la obra escrita, en el monumento al hombre que se construye en sus momentos de miseria y en los de esplendor.
            ¿Por qué leer La Odisea?
       Leer La Odisea es reparar en la posibilidad humana de sacrificar la vida para conservar el respeto hacia sí mismo. Cuando vemos en Telémaco todo el amor que profesa hacia su padre, a quien ni siquiera recuerda, pues partió a la Guerra de Troya apenas él hubo nacido, no podemos dejar de pensar en qué estamos dispuestos a hacer por nuestros seres queridos.
    Pensar La Odisea como solo un libro de aventuras podría aceptarse solo en un niño. Su universalidad y trascendencia parte de la humana necesidad de BELLEZA. La pulcritud con que cada verso ha sido construido, el detalle en las descripciones de hasta el gesto más mínimo, el uso de la palabra precisa, la construcción de los diálogos, todo, todo cuanto el lector puede apreciar en su lectura permite maravillarnos con la capacidad del lenguaje de construir belleza.
   ¡Y qué decir de los humanos sentimientos que embargan a sus personajes!
      La solemnidad e inseguridad de Telémaco que se apropian de su espíritu porque debe dirigirle la palabra a Menelao, un respetable hombre, señor en la Guerra y en la Paz; y él, sabiéndose solo un muchacho, no se siente  digno de situarse a su altura. ¿Le ocurrirá esto mismo a nuestros jóvenes estudiantes cuando se encuentren por personajes de talla mayor?
      Encuentro lógico e inteligente que mis alumnos continúen preguntándose el porqué de la necesidad de leer historias tan añejas... lo importante es que lleguen a la comprensión de la trascendencia de estas obras, que sean capaces de verificar  que los sentimientos y valores fundamentales del hombre son y serán una constante en la historia de los hombres, y que vale la pena detenerse a reflexionar sobre aquello, porque nos hace ser mejores.
        ¿Qué tienen que decir los que ya leyeron La Odisea y aún no aquilatan su valor?